viernes, 3 de junio de 2016

IV BTT El Corte Inglés 2016

Si mi profesora de lengua y/o comentario de texto leyera estas líneas seguramente me echaría a los leones. Encarna nos enseñó a escribir haciendo una presentación, desarrollar luego dos o tres ideas máximo, para acabar finalmente con una pequeña conclusión. El caso es que el domingo pasado tuve uno de esos momentos de Gloria que Andy Warhol defendía que al menos, todos deberíamos tener una vez en la vida. Por suerte duró menos de los 15 minutos de rigor, pero hoy la tecla me puede y tengo que contar esto antes que otra cosa. Perdonad por lo pedante que pueda resultar, pero la ocasión lo merece.
Os pongo en situación. Andábamos ya en carrera y estábamos a punto de subir el famoso y para mi inédito, “Montañés”. Manu, Borja, Rubén, Jesús y un servidor íbamos muy retrasados. Al poco de empezar la prueba pinchamos y nos pasó hasta el apuntador, así que afrontamos la subida remontando posiciones desde la cola del pelotón.  Borja me dijo: tu dale fuerte, que si no te encuentras con gente de por medio la subes del tirón. Yo todo enchufao después de la arenga del jefe de filas, encaro la famosa subida y de repente veo delante como unos 47 cicloturistas bajados de las bicis y subiendo el primer pechugazo por todos los lados del estrecho camino. Jodo petaca, Misión imposible. 
Total, que como iba con ganas empiezo a echar voces DERECHA DERECHA! y de inmediato los 47 bikers a pie comienzan a arrimarse a la izquierda y aquí es donde empieza lo bueno, porque de repente el Montañes pasó a estar asfaltado, los ciclistas se convirtieron en Tifosi y yo me vi como el pirata Pantani subiendo el Mortirolo en el 94 (quien me manda a mi ver el Giro el día antes de una carrera). El caso es que la peña empezó a animarme, Venga chaval (gracias, con el casco no se ven las canas) que ya lo tienes, vamos vamos, no te bajes, ya esta ya esta!! Os lo aseguro, aluciné en colores. Yo, en bici, sentado y con todo metido coroné el Montañes en volandas gracias a los vítores de los mismos que participaban en la prueba. En serio, tardaré en olvidar ese ratico tan bueno. Y ahora, empecemos con la crónica en si. 

Hacía casi tres años que no participaba en ninguna cicloturista de BTT. En carretera todavía no me he estrenado. Remolinos, subida a la Ermita ´13. Antes alguna ciclo en Borja, la del Esfardacho de Alagón y para de contar. Ninguna tan multitudinaria como esta organizada por el Corte inglés. Mas de 700 inscritos. El ambiente por eso, espectacular. El  día salió majo, con sol pero con una buena cierzera a tener en cuenta, sobretodo en la segunda parte de la carrera. Como siempre, al llegar, a poco que mires ya ves a algún Octavus preparando bártulos, hinchando las ruedas o de charrada con alguno otro amante de las dos ruedas. Se nos reconoce fácil. Un poco antes de las 9:30 vamos para la salida, que se retrasa unos minutos. De repente, justo por encima nos sobrevuelan 3 cazas a toda leche rompiendo la barrera del sonido. Como en la Superbowl. Que nivel estos del Corte Inglés, como se lo curran. Aún miré de reojo a la tarima de entrega de trofeos por si Salía Bunbury o Amaral a versionar el canto a la Libertad del Abuelo Labordeta. Me vine demasiado arriba. Ya estaba con la mano en el corazón cuando caí en la cuenta que solo iba a ser unas simples maniobras del ejercito.
Salimos y al poco ya tuve esa sensación que me sobreviene al poco de darle a los pedales. Cómo me gusta la bici, que agradecida es, y que poco la cojo últimamente, sobre todo la BTT. El caso es que entre el gustico que llevaba y la forma de afrontar la carrera los que íbamos, a saber, siendo fiel al termino cicloturista, al menos a mi, me sentó genial. No iba con ganas ni de probarme ni de nada más que no fuese disfrutar de la bici, y vaya si lo hice. 
Carrera muy recomendable, sobretodo para disfrutarla en grupo. Cerca de casa, barata, y muy popular y multitudinaria, de esas que hace afición. Para repetir. 

sábado, 5 de marzo de 2016

Paracetamol, Pelucas Y Metros De Moqueta


El pasado 26 de diciembre, volviendo a casa después de nadar con los delfines y las sirenas en el 100x100 Swim de Casablanca tuve una visión, fue justo después de dejar a César y a Luis en Utebo, ya camino de Alagón, y escuchando el Riders on the storm de Los Doors me vino la llamada, lo noté, no había duda, era una señal, lo tuve claro. Cristalino. Quise ser voluntario en el Duatlón Solidario Utebo 2016. Fundamentalmente por dos razones. La primera y menos importante, y también por ser la mas inesperada, me vino mientras vi nadar a todos los cracks en la piscina Eduardo Lastrada del Stadium. Aquello fue casi una experiencia religiosa. Yo, que lucho por mantenerme a flote en el agua, de repente vi como hay que hacer las cosas, como se levanta el codo, como se desliza, como... todo. y me dije: A esta gente la quiero ver en acción en carrera, y no como durante todo el 2015, o sea, bocinazo de salida, y venga, ya nos vemos en las birras de meta. Me quedé con las ganas de verlos correr y pedalear en bici. No soy mucho de ídolos, pero reconozco que a muchos de los cracks aragoneses del Triatlón los sigo con fervor por Facebook, y cuando en alguna carrera me cruzo con ellos, como a la gran mayoría no los conozco personalmente (recordad que todavía soy un triatleta de segundo año) los miro casi con la misma admiración y respeto que cuando de pequeño veía partidos de Michael Jordan o los mates de Dominique Wilkins. 
La segunda razón de ser voluntario en Utebo ya me venía casi casi desde que acabe la prueba organizada por el Club en el 2015. De alguna manera me sentía en deuda con ellos. Quería, no se, como poder retornarles y devolver algo, por pequeño y testimonial que fuese, y así agradecerles todo el esfuerzo, dedicación, amor y empeño que ponen muchas personas de este equipo. 
Aunque casi no lo consigo. El Martes 16 saltaron las alarmas. 39 de fiebre, mocos, tos y destemple generalizado. Es lo que tiene el primer año que llevas a tu hijo a la guarde. Que pillas todas las cataplasmas habidas y por haber. Casi tres días fuera de juego a base de paracetamol, ibuprofeno, y cleanex de Bob esponja (si, son los que le gustan a Mario).
El Viernes la fiebre remitió, la tos también y los mocos, bueno esos aún los llevo, pero ya no me impidieron acercarme a las 20:00 al pabellón polideportivo para la reunión de Voluntarios. Una vez allí es donde se da cuenta uno que esta ante algo grande. Toda la sala llena de gente, mas de 150 voluntarios confirmados para la carrera, una planificación ejemplar y detallada minuciosamente por Dani Tello, un pueblo volcado, en fin, alucinante. 
El sábado estábamos convocados a las 7:30 en la tarberna Casco antiguo para un almuerzo de los buenos antes de entrar en materia. Allí pasamos un buen rato charlando entre vino, gaseosa, longaniza, panceta, huevos fritos, etc, etc. 
A las 9 en el Ayuntamiento y allí ya a tope con los preparativos. Yo opté por repetir en zona de Boxes, porque aunque os parezca que eso es llegar y dejar cuatro vallas y  cinco caballetes ahí, sin mas, no no, ni de coña. Preparar los boxes es una obra de ingeniería solo al alcance de arquitectos del Triatlón como el Gran Pedro Jarabo. También cogimos a media mañana la furgo de Borja y nos fuimos los dos y Pura Vida al Alcampo a coger la fruta para el día siguiente. Después, y justo antes de comer, una cervecica con los paisanos Octavus de Alagón para charrar de lo mucho que se lo curran en Utebo para sacar adelante un evento como este pedazo de Duatlón. Si le llaman no oficialmente Campeonato del mundo por algo será. 
El Domingo a las 7:30 otra vez diana Floreada, pero no para almorzar, sino para ir con la furgo de Javi Ferrero a hacer unos recados para dejarlo todo listo y preparado. El comando moqueta formado por Javi, David Guillén, Mi patrón y/o Team Leader para la carrera (El Poza), Pura Vida again, Matito, y un servidor pasó un buen rato apatrullando la Carretera de Logroño arriba y abajo. 
Al volver aquello ya estaba cogiendo color, así que al poco rato nos fuimos a ocupar nuestros puestos en la zona asignada del recorrido. Y ahí la suerte me volvió a sonreír. 
Quedé emparejado a la salida del túnel con el gran Deivid Cano, que había traído para la ocasión un par de pelucas color Fucsia Octavus y una bocina para animar al personal. Que buen rato pasamos, y además en nuestro haber tengo que decir que muchos duatletas se salvaron de darse un guarrazo en el suelo gracias a los gritos de ¡Cuidado barro!, ¡ojo en el medio barro al salir!, y demás avisos preventivos. Nadie cayo al suelo pero a algun@s poco les faltó. Misión cumplida. 
Nos montamos en el coche de vuelta a lo que ya era una fiesta total en el pueblo con la idea de hartarnos de birra y justo al llegar Jarabo nos envía a la zona de boxes a ayudar a quitar los dorsales de las bicis, y allí, es donde todo cobra sentido. Primero porque ves de cerca a todos los corredores, los top y los populares, a todos, y no os podéis imaginar la cantidad de gente a la que conforme les recogías el dorsal, te daban las gracias, pero las gracias de corazón, por lo bien que se lo habían pasado, lo bien organizado que estaba todo, por la amabilidad de la gente, y una larga lista de piropos que daría para media docena de crónicas. 
Si yo me volví a casa contento, no quiero imaginarme lo orgulloso que tiene que estar un pueblo como Utebo de ser protagonista de algo tan bonito, tan especial y no nos olvidemos, tan solidario. 
Larga Vida al DSU.

Triatlón Sádaba 2015

Yo sigo insistiendo y no se, igual peco por cansino, pero la fiesta que rodea a una prueba de triatlón dudo mucho que se pueda igualar a la de otra disciplina deportiva. Oye, que es que el sábado entramos gratis a las piscinas mis padres, mi mujer, mi hijo y un servidor. Y comimos allí, y nos bañamos allí, y la gente acampaba y todo, y hasta había un torneo de fútbol 7. Esto es maravilloso. Tengo 37 castañas y soy nuevo en esto, y lo estoy disfrutando como si fuera un chico pequeño, hasta tal punto de que a veces me jode no haber aterrizado antes en este trideporte. En ocasiones tengo la vaga sensación de que hasta he perdido el tiempo -deportivamente hablando- antes de debutar en Mayo en Mezalocha, diluvio mediante, pero bueno, como siempre son divagaciones de un Rookie de primer año atrapado por la pasión que despierta todo este tinglado. Luego está lo del Octavus, lo de este club, que coño, lo de mi club, que es para rodar un Informe Robinson aparte, por lo menos. 25 que nos plantamos allí, si si, VEINTICINCO, te cagas. Okupamos literalmente Sádaba. Es que os digo una cosa, que yo he hecho un estudio de campo y está comprobado científicamente. Cuando vas a una prueba y vas “de calle” sin saber si eres de unos, o de otros, o de licencia de un día, mira, pasas desapercibido. Eso si, en cuanto te cambias y apareces con el tritraje, y ahora con el polo, coño, todo Dios te da las buenas tardes. ¿Es un pájaro? ¿es un avión? no, es uno del Octavus. Me siento un superhéroe. Es que en el próximo triatlón me voy a cambiar en una cabina de teléfono, lo tengo decidido, por darle mas enjundia al asunto y tal. En fin, que como siempre me disperso. Vamos con la prueba. 
En cada tri, intento probar cosicas nuevas para ir viendo si van bien, si van mal y así poder ir encontrando mi lugar en este mundo. En la natación (sin haber nadado nada después de San Juan, punto negativo) opto por, definitivamente, entrar al ring, o sea, nada de ir detrás y evitar golpes. Al lío. Tampoco es que me pusiera en primera fila rodeado de los tridelfines pero si que me animé a conocer ya de primera mano los mandobles que se lleva uno en el sector de natación. Seguro que algún sordón también solté a alguien, pero fue sin querer, lo juro. De buen rollo. Además mi mujer puede dar fé de que el día antes de un tri siempre me corto las uñas de manos y pies, que paso de hacer sangre. 
Una de las cosas que mas me gustó de la natación en Sádaba fue que el contacto con el público y con los tuyos es mas cercano que en otros. El pantano de Valdelafuén, chiquitín, supongo que ayuda. Al salir del agua noté el calor de la gente que se acercó allí, mi mujer en la zona de transición pudo hasta jalearme y todo y creo recordar que también, de fondo, oí el sonido de un Whatsapp, con lo cual cogí la bici con la tranquilidad que le da a uno el saber que su suegra ya está al tanto que el padre de su nieto ha vuelto a escapar de nuevo, de las garras de Siluro-Ness. 
La bici, esta vez cross, esta vez BTT. Vale, el tri de Sádaba es de carácter popular, con unas distancias mas asequibles que otros, fenomenal, ideal para iniciarse, no digo que no, la bici no tiene desniveles de infarto, muy bien, lo que tu quieras, pero el terreno no es fácil, ni mucho menos. Es, como dirían los entendidos de las dos ruedas, bastante pestosillo. Mucho polvo, y yo no soy Milton Ramos el rey de las dunas, muchas roderas de lluvia que petan el terreno de baches y en según que tramos las piedrecicas son de un calibre medio tirando a alto. Es muy difícil aquí ir en pelotón, no vi muchos grupos grandes. Dos o tres corredores como mucho. Es un terreno tipo Juan palomo, cada uno a lo suyo. Yo sólo pude ir a rueda un poco de Paulino (como va esa Massi tuentinainer pajaro) cuando me alcanzó antes de la mitad del recorrido. Y que bien me vino ese gel que me diste. Gracias compañero. 
Me gustó mucho el tramo ese en el que pasamos por unos pedruscos, monolitos, no se, templo sagrado en ruinas, donde además andaba agazapado Alberto Casas disparando como un francotirador a diestro y siniestro. Coño, eso se avisa antes, así le da tiempo a uno de meter tripa y poner una pose en condiciones. Tripostureo que no falte. 
Como siempre la bici en mi caso es lo menos sufrido de la prueba, y más si es BTT. Al final, con la flaca llevo andando un par de años desde que me pillé la Giant. Eso no quita para que, independientemente de que disfrute mas que con la de carretera no tenga que entrenar más, sobretodo la explosividad y la velocidad (nota mental para la temporada que viene).
Llegamos de nuevo a la segunda transición. Los míos siguen allí como unos campeones (el primer tri al que vaya sólo lo voy a pasar mal, aviso, me estoy mal acostumbrando) Sólo una mirada de reojo de dos segundos de duración sirve para reponer fuerzas. Echo a correr. Es por tierra, anda, me gusta, además al estar nublado, el calor aplana menos y empiezo con un ritmo alegre sostenido mas cercano al 4:30 que al 5:00 el kilometro. Bien. Lo nunca visto. Hasta adelanto a algún corredor y todo. 
Que poco dura la alegría en la casa del pobre. Repecho para abajo, me vengo arriba, aprieto, pedrusco gordo y... adiós tobillo, hola morcilla de Burgos. Joder que mal. Que dolor. Me paro 3 segundos y noto que el dolor aumenta. A tomar por culo. Velocidad de crucero. No hemos venido aquí para llegar a meta en coche. Me jode, porque era la primera vez que echaba a correr en un triatlón con todo lo frescas que puede llevar uno las patas a esas alturas de carrera.  Esto queda muy bien así, escrito, acabar con dolor y tal le da un carácter épico muy guay y muy chulo a la crónica, pero mientras tecleo, el pie lo tengo en alto bien fresco gracias a la bolsa de guisantes Auchan. Igual me tenía que haber metido la épica, la superación, y el poco talento por donde la espalda pierde su nombre y haber abandonado la carrera. 
La cosa es que acabé, y además contento, como siempre. Llegar y ver la meta plagada de Octavus, y recibir a otros tantos de los tuyos con aplausos es una sensación que no quería perderme. Lástima lo de Yone, porque además no veas como va el tío. Segundo puesto aquí, octavo allá,  las chicas al podio, Josema haciendo las veces de Tomás, etc, etc, no se puede pedir más.
Bueno si, una pedazo de cena a posteriori con el equipo ya en Utebo, que como la canción de Vetusta Morla, es el que te hace grande. Y cada vez más en esto del triatlón. Pero eso queda aquí. Punto, porque como en las Vegas, lo que pasa en las cenas del Octavus, se queda en las cenas del Octavus. 

Triatlón Sprint San Juan De Flumen 2015

Suena el Teléfono. Ring Ring. ¿Merche? (suegra de triatleta) ¿Si? Hola, que tal Fina,(madre de triatleta) ¿Como estáis? bien, ¿y el pequeño? (Mario, 2 años, hijo de triatleta) ayyy que rico está, que gracioso, que bueno, no para, y que tal come, bien, y la revisión del pediatra, madre mía que nieto tenemos y bla bla bla... 
Media hora después. Oye, y ahora cuéntame que es eso que esta haciendo el chico. Algo me ha dicho Fabiola (esposa de triatleta) pero yo no me entero. Triatlón, ¿que es eso? ay Merche, una locura, a ver como te explico. Resulta que se van a un pantano, y van y se tiran a nadar a lo hondo con un traje todo apretado y oye, se dan una vuelta entera que parece que no, pero aún son metros. Luego por si no tuvieran poco se echan a correr con la bici, y después, que no se de donde sacan ni las ganas ni las fuerzas se ponen a correr por el pueblo.
Que mal rato pasé en Mezalocha Merche, no veía el momento en que saliese del agua. Pero que necesidad tiene de nadar allí, que cubre un montón y además no hay más que bichos raros rondando por esas aguas. Además les ponen algo en el tobillo que según me ha dicho Fabiola es para tenerlos localizados por si se ahogan o algo. De verdad que yo esto lo llevo muy mal. Me gustan mas esas otras que ha hecho este año que solo corre y va a en bici, como la de Utebo. Eso digo yo Fina, yo lo del agua no lo veo claro tampoco, ya le dije a Fabiola que en cuanto el chico saliese del agua me mandase un wasap para quedarme tranquila. Ay si, si, eso ya se lo he recordado también. Mañana no vamos a poder ir a San Juan de Fons o de Flumen o como se llame el sitio donde va a hacer otro triatlón de esos. No he pegado ojo en toda noche pensando que va a tener que estar nadando en otro pantano. Si puedes mándame un wasap cuando salga del agua y otro cuando acabe. Así me quedo mas tranquila. Claro que si Fina, cuenta con ello. 
Este es a grosso modo el pan nuestro de cada día en la vida de un triatleta de primer año de un pueblo cualquiera de la Ribera alta del Ebro. De repente te conviertes en la gran atracción de la familia. Todo el mundo te hace preguntas, en el trabajo se piensan que estas loco, tus amigos te reprochan que has cambiado los Gin Tonics por las catas involuntarias de agua de pantano sabor barbo, y descubres que tu madre tiene una cara nueva el día antes de la celebración de un triatlón, a la que he bautizado como “careto nivel: madre de torero sentada en la plaza de las Ventas”.
De una manera o de otra, el triatlón esta causando furor en mi circulo mas cercano. Y yo estoy encantado. No puede haber mejor plan que pillar la Scenic y meter a madres, padres, hijos, suegros y hasta el cura si hace falta para hacer turismo por nuestra tierra, conocer lugares en los que nunca pararías, y disfrutar del deporte y de ese ambiente festivo y veraniego tan chulo que rodea una prueba de triatlón. 
Y así después de debutar en Mezalocha nos cogimos los bártulos y nos plantamos en San Juan de Flumen dispuestos a disfrutar de nuevo de otra gran jornada.
Al llegar ves que el pueblo está completamente volcado con la prueba. Se nota porque hay voluntarios por todos los sitios dispuestos a ayudarte en lo que haga falta. Poco a poco empiezan a llegar mas triatletas y una hora antes de que empiece la prueba el pueblo está de bote en bote desprendiendo un buen rollo y una festividad y unas ganas de pasarlo bien que te va empapando desde que aterrizas hasta que te despides de San Juan con ganas de volver al año siguiente. 
Allí volví a repetir la experiencia de Mezalocha con Angel, Yone, y conocí a Luismi, a Tino, y también a Yolanda. Con el bueno de Borja volví a coincidir después del Duatlón de Casablanca. También debutaba en Triatlón. Otro que perdía la virginidad. 
En lo puramente deportivo y ya centrándonos en la prueba fui con varias ideas en la cabeza que resumiría básicamente en un objetivo global, y tres específicos, uno por disciplina. Os cuento.
El global, una vez habiendo debutado, era subir un punto de intensidad en San Juan. Quería probarme (dentro de mi modesto estado de forma) no quería guardarme nada. Y todo pasaba con encarar cada uno de los segmentos de una determinada manera. El más complicado, tras la experiencia previa era la natación. Tal y como se veía venir el neopreno no hizo falta y eso ya me tranquilizó. Pude darme un capucete antes para comprobar la temperatura del agua e ir pillando sensaciones. Me vino muy bien. 
Cuando comenzó la prueba me puse atrás aunque en la esquina errónea, salí de izquierdas cuando lo mejor hubiera sido hacerlo de derechas. Eso me llevó a dar unos cuantos bandazos al principio hasta que me ubiqué. Una vez en mi “zona de confort” me vi nadando tranquilo y sin los agobios ni el mal rollo que llevé en Mezalocha. Conforme avanzaba metros me iba animando y me dije que si todo iba así de bien, al alcanzar la primera boya aceleraría el ritmo. Alcanzado el primer globo amarillo y ya encarando el segundo voy ganando en confianza y acabo saliendo del agua muy satisfecho porque, si bien salieron menos metros de los 750 marcados por la prueba, nunca tuve la sensación de querer acabarla a toda costa. Y además esta vez no hubo mareos al salir. Bendita biodramina. 
Con la bici, mi humilde objetivo fue hacer el segmento con una media superior a los 30 Km/H. Para ello, y sin tener las piernas excesivamente a tope de forma, todo pasaba también por hacer una carrera inteligente y saber leerla en todo momento. Y eso fue prácticamente en lo que acerté. Salí solo del agua y sólo me puse a pedalear. Las rectas largas del segmento permitían ver muy a lo lejos los grupos que se iban formando. Apreté y apreté los primeros minutos de bici para enlazar con un grupo muy numeroso pero muy muy poco unido. Había gente cómoda atrás, había gente sufriendo y a punto de descolgarse y había gente dando relevos. Aprovechando la inercia que me llevó a enganchar con ellos me pongo al frente del grupo y hago un primer relevo fuerte en el que nos quedamos unos cuantos con ganas y algo de punch todavía para ir a por la siguiente grupeta. Y así fuimos cazando a unos cuantos y siendo pillados también por un misil tierra Aire llamado Ana Revilla que nos quitó las pegatinas a todos en cuanto subimos la tachuela cerca del final, donde también encontré a Juanito Martinez con un inoportuno tirón en la espalda que le hizo abandonar la carrera. Aun así tuvo tiempo de animarme y darme algún consejo para encarar los últimos kilómetros. Se agradece. 
Igual pequé de optimista en la bici y tendría que haberme guardado un poco, no se, no me arrepiento de lo que hice porque esos 24 kilómetros los gocé como un enano. Y además, sabía que en cuanto dejara la bici el chorreo de corredores que me iba a pasar se contarían por decenas. De perdidos al río. Y así fue. 31 Km/H de media. Como en la Xbox, logro desbloqueado. 
Oye, que subidón esa ultima zona de transición cuando dejas la bici y te calzas las zapas. Todo el pueblo gritando y animando. Que maravilla, que chute. Eso hace más que cualquier gel con cafeína. Y tanto. Salí disparado a 4:15 a correr a pié los últimos 5 kilómetros: Miro el Suunto y alucino en colores. Oye igual no estamos tan mal. Si, ya, como se nota que uno es Rookie. En cuanto pisé el campo y dejó de oírse a todo el pueblo de San Juan llevarte en volandas hizo aparición ese invitado al que nunca quieres ver, ni mucho menos sentir. El tío del Mazo. El 4:15 paso rápidamente a un 4:30 y al empezar la segunda vuelta ya estaba en un 4:50. Me cruzo con todos los compis del Club, vamos vamos vamossss. Me meto en todas las duchas, me bebo todos los vasos de agua que pillo y me tiro todas las botellas de agua que puedo ponzima. Todo para cumplir con mi último objetivo diseñado específicamente a tenor de las nuevas circunstancias de carrera. Por mis santos cojones que acabo por debajo de 5 el kilómetro. Me queda media vuelta y voy a 5:27 corriendo en modo “das mas pena que otra cosa”. Ya no hay agua, ni duchas, sólo los más de 30 grados y unas patas que no dan para más. Ultimo giro, última recta. A lo lejos el arco de Inmeta. Aprieto lo que puedo, que es nada y cruzo la meta directamente a la barra. Siete vasos de Powerade de trago y ya parece que soy persona. Nos pasamos rápidamente a la birra y a los abrazos y felicitaciones a los compañeros, amigos y familiares. 
Señoras, señores, que bonito es el Triatlón. 

viernes, 5 de junio de 2015

Memorias de Mezalocha

Aún no tengo muy claro si el pasado sábado participé en un triatlón o en el rodaje de una nueva entrega de La Jungla de Cristal. Sólo faltó para confirmarlo que Mezalocha fuese tomada por unos terroristas rusos con una bomba atómica a punto de detonar en el fondo del embalse. Por lo demás, acabé hecho unos zorros, igual que John McClane, pero vayamos por partes.
Sábado 14:15 hora local. Desde Utebo salimos seis valientes. Seis Reservoir Dogs del Octavus. A saber: César, Pedro, Yone, Iván, Angel, y el abajo firmante. Juntos partimos camino a darlo todo por los pueblos de la comarca del Campo de Cariñena. 
Servidor, como algunos sabéis, debutaba en esta disciplina, iba a adentrarme en territorio desconocido, con lo cual, Alerta Máxima. Llegamos pronto y sin haber estado antes en una prueba de estas características he de decir que se respiraba un ambiente muy bueno, distinto, no se, familiar. Percibí también, y lo digo en el buen sentido de la palabra, un aire muy pro, quizá motivado porque nada más llegar y de camino a recoger los dorsales, pasamos al lado de una gran furgo que de repente se abrió y salieron varios miembro del Saltoki Trikideak a lo Equipo A con esa sudadera de capucha tan chula que se gastan. 
Aún llegando con bastante tiempo y margen el rato se pasa bastante pronto en un discurrir de recogida de dorsales, bolsa del corredor, últimos ajustes, visitar las dos zonas de transición preparadas, la llegada de la familia que ahí está para darte ánimo y todo el apoyo en tu nuevo bautismo deportivo, en fin, que a lo que uno se da cuenta ya está con el neopreno, el gorro y las gafas puestas camino del embalse. Además por lo visto íbamos con algo de retraso según el horario previsto, así que ni tiempo tuve de hacerme a la idea de que por fin había llegado el día, el debut, la fecha que tenías señalada desde hace meses en rojo en el calendario. Ya no había marcha atrás. No era una prueba más, era algo por lo que habías apostado hace ya meses y aunque sin haberlo podido entrenar como hubieses querido, allí estábamos, no, aquí estamos. Bocinazo y empezamos a nadar. 
Mi segmento de natación fue un fracaso, como Waterworld, la peli que arruinó a Kevin Costner. A los pocos metros de nadar noto un agobio enorme, me falta la respiración y las sensaciones no son nada buenas. Abandono el Crol por un momento y me paso a la braza para recuperar el aliento. El resuello inicial me abandona, clavo la cabeza en el agua y empiezo de nuevo. Que pena no tener esas branquias detrás de las orejas que le salen a Mariner en la peli de Kevin. El regreso a tierra seca no va a ser un camino fácil. Intento evitar contacto y patadas voladoras varias para no agobiarme mas. Alcanzamos la primera boya y volvemos de regreso a la civilización. 
La vuelta se me plantea larga, muy larga. no tengo la sensación de avanzar. Levanto la cabeza varias veces pero aún queda trecho. Decido dejarme de historias y empezar a nadar de una vez en condiciones. La presión en el pecho disminuye, logro concentrarme y los últimos metros los acabo, digamos, dignamente. Salgo del agua mucho mejor de lo que entré. Aún así, mal resultado. Según el GPS nadé 925 metros. Con razón se hizo largo el asunto. No era yo, bueno si, también, pero ya tengo algo en mi descargo. Y ya sabéis, Lo borrachos, los niños y el Suunto siempre dicen la verdad. 
Salgo del agua y me llevo la mano a la espalda con la firme idea de bajarme la cremallera del neopreno a la vez que corro cuesta arriba por ese mini Mortirolo post-natación cuando de repente me sobrevienen unos mareos que ni cuando iba guazas perdido en las fiestas de Alagón allá por el 98. Que mal, con esto no contaba. Me es imposible correr y empiezo a andar y así consigo desprenderme del dichoso traje aprieta-personas y a lo lejos veo ya la luz al final del túnel. Allí me esta esperando la Giant, mírala que maja. Empiezo a correr otra vez, alcanzo la zona de transición y subo a la bici mas contento que chupillas. Se agradece el fresquete que te proporciona el tritraje mojado y empezamos a pedalear. 
Encima de la bici La Vida es bella, uno piensa aquello de Que bonito es vivir, y vuelvo a sonreir. Por un momento pienso que al igual que en E.T, la Giant de repente va despegar sobrevolando Mezalocha, pero no, no somos Bicivoladores y el tramo de las dos ruedas no va ser gratis, ni mucho menos, aunque me lo planteo con mucha mas calma. 
Noto que las pulsaciones retornan a niveles normales, vuelvo a tener la sensación de  control sobre la prueba y no al revés. Ida y vuelta, ida, gel y vuelta al pueblo para correr en Mezalocha City.
La cosa en el tema climatológico se veía venir chunga, con unos nubarrones y relámpagos de los que sabes que van a descargar pero bien. la pregunta era saber cuando. A mi me pilló justo al empezar a correr. Y así sin haber corrido ni 300 metros empezó a llover de tal manera que Mezalocha parecía la ciudad de Blade Runner, y yo me vi convertido en un cazador de replicantes pero sin recompensa alguna.  No alcancé a nadie. Me vi como Roy Batty bajo la lluvia agonizando y rezando aquello de “Yo, he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas mas allá de Orion. He visto Rayos C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhauser. todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de Morir”.
Y así, con la épica encima por bandera acabé de correr como buenamente pude. Mojado, frío, embarrado por los pies después de subir esa cuestaza de tierra color naranja sacada de la peor de las Spartan Race o de un especial de Humor Amarillo.
Nunca he corrido bajo el agua, y menos con semejante tromba. Pero no me disgustó, al revés, caí en una cierta relajación y placidez extraña. Me vi más lento, pero no más cansado ni acabado, aunque si ansioso por cruzar la meta disfrutando, tal y como me propuse. Y así fue, crucé el Arco sonriendo y oyendo a alguien a lo lejos decir: Míralo, que contento viene. Claro que si. Jodido pero contento pensé. Esa es la Actitud. 
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero yo ardo en deseos de empezar mi segundo triatlón, y otro, y otro...
Quiero Más. 

Alejandro Gustrán 

jueves, 21 de mayo de 2015

A vueltas con mi primer Tri

Mezalocha. 30 de Mayo 2015. El Día D. La prueba del pañuelo, todo. Hace casi más de un año decidí querer ser TRIATLETA, así, en mayúsculas, cursiva, negrita y subrayado. El Por que no lo recuerdo exactamente. Tengo por seguro que no me movió la épica que siempre rodea a este deporte, lleno de frases motivacionales de superación, reto, metas y toda demás parafernalia emotiva. Lo mío quizá fue por una espinita clava y por el nacimiento de mi hijo. Ya os lo comentaré en otro texto. El caso es que quise empezar a correr y en un primer momento me decidí por hacer el CACO, y antes de que os de por pensar que mi afición empezó por apropiarme de lo ajeno os explico. CAminar-COrrer-CAminar-COrrer y así vuelta otra vez hasta que en unas semanas te ves trotando media hora y ya te crees un súper héroe. 
Nadar, bueno, flotar en el agua. Aprendí con 10 o 12 años. No os digo más. Ayudó en esto del paso al triatlón el que por fin abrieran en el pueblo la piscina cubierta. Ya no había excusas. Bono de temporada y al agua patos.
La bici “ya la tengo”. Es lo que me gusta y ha sido siempre el deporte que mas he practicado de forma absolutamente dominguera cuando dejé de jugar hace muchos años (previa rotura de tobillo y ligamentos) al Basket. 
Y así, una cosa llevó a la otra y ahora me planto a poco menos de semana y media de debutar en mi primer triatlón distancia Sprint. y hay varias cosas que me inquietan y generan ansiedad, esa de la buena que uno siempre tiene antes de una prueba deportiva y que en gran parte es lo que nos hace que el deporte nos enganche tanto. Haberlas hay muchas muchas, pero 3 son las que más me rondan la cabeza.
Una es la de nadar en aguas abiertas. Igual es porque he visto muchas películas americanas. Si, esas de miedo, esas pelis malas en las que se meten cuatro o cinco mozos y mozas a un lago y no sale ni uno vivo. Ya sean por pirañas, tiburones, o siluros mutantes, nadar en un lago, mar, pantano, o lo que no sea una piscina, me va a dar canguelo fijo.
Otro tema crítico es el Traje de neopreno. Tu gran aliado en el agua, he leído ya por varios sitios, tu gran amigo. Pues bien, este amigo tan bueno agobia que no veas. Yo que soy de pocas preturas y más bien de llevar todo, cuanto mas colgandero mejor, lo de ir mas apretado que Spiderman no lo veo del todo claro. En los pocos test que he podido hacer después de adquirir un Orca Equip 2015 es cierto que he ganado mucho en flotabilidad, lo cual se agradece, pero ese agobio de ir todo ajustado y apretado no se que tal lo voy a digerir una vez empiece la prueba. Por suerte son sólo 750 metros. 30 largos de una piscina de 25 metros. 
Luego está lo de correr, que ya sabéis, y sino os lo digo, que no es lo mío. Estamos trabajando en ello, que diría aquel, pero las cosas de palacio van despacio, que diría el otro. La buena noticia es que en un Tri se corre menos que en un Duatlón, y la mala es que se corre todo en la última parte, cuando ya vas a boca sangre. Veremos que tal se nos da la cosa. 
En definitiva, se deja ver y notar que los días previos antes de enfrentarme a lo desconocido no los suelo llevar bien. Mas vueltas en la cama, Insomnio leve, sueños raros con pirañas Zombis que me comen por los pies, lo normal vamos. Debería tomármelo con mas calma y filosofía, lo reconozco, pero esa ansiedad previa tiene un punto adictivo muy molón que es imposible negar. Al final se trata de disfrutar. Este ha sido, es y será el objetivo  principal en mi primera temporada como Triatleta. Ya vendrán tiempos a mejorar, marcas y retos mayores. Tengo la sensación de que he aterrizado en este deporte para quedarme y no quiero quemar etapas rápido. Disfrutar del camino es lo que te hace constante, crea raíces duraderas y una buena base para afianzar lo que hoy es nuevo, misterioso, y desconocido. 


Cancion mientras escribo: "Sultans of Swim, perdón, Sultans of Swing, de Dire Straits

viernes, 9 de noviembre de 2012

Bye Bye Mr Mike



Me voy a mojar, antes de que llegue el nuevo entrenador y estas líneas puedan sonar ventajistas. Mike Brown se ha ido a la calle. Cosa lógica después del fracaso de la temporada pasada, ya no tanto en resultados como si en juego y planteamientos de equipo. La poca prometedora pretemporada y el descalabro inicial en liga, (el ultimo partido contra Utah dió mucha pena) unida a la mirada de la muerte que le lanzo Kobe Bryant en Salt Lake City a su entrenador, han acabado por acelerar lo inevitable.



Ahora son muchos los que ya no solo lanzan dardos contra el Coach destituido, sino que se aventuran a ir mas allá y comentan que el problema de fondo de los Lakers es otro, y aunque ninguno lo dice, supongo que ahora todas las miradas apuntan a Kobe.

A Bryant o se le ama o se le odia, no hay medias tintas, y yo, lo amo profundamente. Puede que siga siendo el mismo boca-chancla arrogante de siempre y que todavía le cueste asumir que el paso del tiempo no lo es en balde y para eso, es importante que adapte sus condiciones de juego a su nueva configuración física. Jordan lo hizo tras su primera retirada y ganó 3 anillos mas. Pero Kobe Bryant es Kobe Bryant. El puto Kobe Bryant, y quien todavía no sepa muy bien lo que este tipo ha hecho por los Lakers que se mire la Wikipedia y alucine en colores.
Kobe esta cabreado, y mucho, y desde hace tiempo. El año pasado, salvó el culo de su equipo muchas veces, pero mentiría si no os dijera que otras tantas pecó de lo que siempre ha hecho cuando se le tuerce el morro. Esto es, el Kobe Sistema. Yo la cojo y me la tiro. Y punto.
Pero con la llegada de Nash, desde el principio Kobe empezó a compartir la bola. Súbela Steve, que te dejo. Y los Lakers, empezaron a jugar a otra cosa. Movían el Balón rápido, los pases eran cortos, las ayudas llegaban, El Princeton offense funcionaba, y aunque las victorias seguían sin cristalizar en pretemporada, el Staples estaba tranquilo. Howard y Pau se entendían a la perfección, Ron Artest... bueno Artest se tomaba la medicación todos los días, que no es poco, y Kobe empezaba a soñar como su anhelo de igualar al inigualable se acercaba cada día mas. En Los Angeles empezaban a ver el anillo de vuelta.
Pero la temporada empezó y la cosa se atascó. Nash se espesó y además se lesionó. Howard estaba mas pendiente de mirar a la Gente Guapa en la Grada y sonreir que de meter canastas y sobre todo, tiros libres y Pau, el pobre, bastante tenía con ver como el balón pasaba de largo por sus manos. Kobe al principio cumplía, no tiraba de mas, sus porcentajes eran buenos, pero no polarizaba el juego Angelino. Hasta las dos ultimas derrotas, en las que fue el único que parecía de verdad dolido y avergonzado por todo lo que estaba pasando. Y por supuesto, como no podía ser de otra forma, se jugaba todo balón que pillaba.
Yo, ahora mismo, soy optimista, creo de verdad que si este equipo lo Coge (sobretodo) Jerry Sloan volverá el Showtime. John Stockton se reencarnará en Nash, y Malone en Howard, y si además Pau lo hace como siempre y Kobe sigue siendo el Clutch player de toda la vida, estos Lakers no tendrían que tener ningún problema para plantarse en la final de la Conferencia Oeste.
El unico Handicap que le veo a este equipo es el Banquillo. Mas bien la falta de él. Blake, Duhon, Ebanks, Jamison, Morris, etc, etc, no salen vivos de la quema. Solo Salvaría a Jordan Hill. 
Esto tiene solución, y se llama Mercado de invierno. unos cuantos traspasos acertados y estos Lakers con el quinteto de lujo que tienen y una segunda unidad solvente insisto, tienen que merendarse a todo bicho viviente en la Conferencia Oeste. Otra cosa es ganar a 7 partidos a Miami en una final NBA, pero eso es otra historia y todavía queda mucho balón que rodar.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

David Millar: ¿Héroe o Villano?

Es difícil postularse ante la historia de David Millar sin crear polémica de por medio. Sus defensores acérrimos lo verán como una víctima valiente de la probablemente, mas escandalosa época para el ciclismo profesional (aquella que fue del 2000 al 2005 aproximadamente) y sus enemigos mas desaforados verán en el a un tramposo que sigue compitiendo y que ahora se redime, a la vez que se lucra, contando su historia de Sexo, drogas, y pedales a tutiplén. Después de dar cuenta este verano a su libro, y de ver anoche el Informe Robinson que desgrana con acierto y de forma muy bien resumida lo que las páginas tratan y/o da a entender, se me ocurren varias cosas: 

La primera es que David Millar escribe muy bien, cosa que me sorprendió desde la primera página. Empecé a leer el libro como me pasa con muchos de estos llamados, autobiográficos, ya sabéis, atraído por su historia pero a veces, aburrido por el cómo se cuenta en el libro, normalmente con un lenguaje neutro y estándar. La sorpresa fue encontrarme con un Millar de prosa ágil y con una capacidad de atraer a su lector que para mí fue toda una sorpresa. Al igual que las buenas novelas, Millar te atrapa y te hace participe, que no cómplice, de su intrincada historia de amor y odio hacia el deporte de las dos ruedas y los pedales. Se revela dentro de el, su pasión por los libros y se nota en su pluma. Punto Positivo.  

Con respecto a su historia, hay veces que me compadece, y otras tantas lo condenaría. Yo creo que hay mas parte en él de víctima que de delincuente. Sus vivencias son mas propias de un Sistema corrupto y a punto de explotar que de un tipo sin escrúpulos que haría cualquier cosa por ganar una carrera. Me creo su idealismo adolescente, su competitividad, sus ganas de triunfar, sus escarceos y su azarosa vida nocturna, me creo todo el caso Cofidis, me creo sus ganas de redimirse, de perdonarse, me creo también su amor por el deporte, pero no me creo tanto que una vez dentro de toda la movida dopajil, no se bajara antes del carro. 



 Hay que recordar que no confesó, sino que cantó una vez que lo trincaron. Y eso me hace sospechar que si nunca le hubieran pillado esa jeringuilla en su casa De Biarrtiz, probablemente David Millar hubiera ido mucho mas allá en esta lacra del ciclismo. El se vio atraído por el lado oscuro, era consciente de lo que hacía, se sentía mal por hacerlo, se emborrachaba por ello, tomaba somníferos por ello, pero, no lo dejó. Lo trincaron. Y eso marca la diferencia. Creo que el sistema puede estar podrido, que el ciclismo en aquellos años se parecía mas a Trainspotting que a un deporte, todo lo que tu quieras, pero siempre puedes decir NO, al dopaje. Siempre pudo haberse salido y renunciar a todo y contarlo como ha hecho, pero me creería mas su desgraciada historia si hubiera salido de él y de motu proprio, que no después de una redada policial. 

Aún así, y como nunca es tarde si la dicha es buena, a mi no me supone ningún problema moral que ahora quiera contar su historia y sentirse mejor consigo mismo. De hecho, eso lo alabo. De ahí, que en este momento y mas que en su época como profesional de la bicicleta, Millar sea mas "Dave The Brave" que nunca.



Aquí el Programa Completo: