lunes, 11 de agosto de 2008

Berri Txarrak "Jaio.Musika.Hill" (2005)



No es fácil para un grupo seguir adelante como tal, cuando uno de sus miembros, por razones personales, como es el caso que hoy nos ocupa, decide dejarlo, sobretodo cuando se llega a un punto en el que se sabe, se denota, se siente, que estas haciendo algo grande, a tener en cuenta. Se palpa en los conciertos, cada vez mas multitudinarios, en las giras, un poquito mas extensas y hasta a veces internacionales. También en la venta de discos, aspecto este meritorio teniendo en cuenta la caducidad inminente de este formato, mas aun cuando los piratas de la SGAE se empeñan en seguir sangrándonos con sus precios, leyes salomónicas, y cánones superlativos de esos de propiedad intelectual. La cosa esque poco a poco notas que lo de tener un grupo para los ratos libres ya no tiene mucho sentido, sientes que es ahora o nunca cuando tienes que tirarte a la piscina y arriesgar.
No debió de ser un trago fácil sobreponerse a la marcha de Aitor Oreja, hasta el 2004 guitarra de los Berri. Junto con Gorka, Mikel, y otro Aitor, este ejerciendo de bataca, Berri Txarrak consiguieron el reconocimiento (tras publicar varios largos desde el año 97) tanto de critica como público con la publicación de Libre. El mérito se acentúa aún mas cuando el estilo y la forma de hacerlo -tocando punk Rock y cantando en vasco- choca de frente con las formas de hacer música en este país. Libre consagro a Berri Txarrak como probablemente la banda mas integra y honesta del panorama patrio. Su siguiente disco nos diría si toda esta emoción fue flor de un día, un Hype, o por contra, la cosa iba en serio. Todo iba a su favor, hasta que Aitor, decidió dejarlo y dedicarse a otros menesteres no musicales. El resto lo entendió, no hubo conflictos, ni malos rollos, todo fue transparente, diáfano.

Berri, convertido ahora en trío, sopesó las opciones posibles. Lo dejamos, nos hacemos con un nuevo guitarrista?, seguimos los tres?. El debate no se alargó en exceso. los tres mosqueteros siguieron adelante, grabaron el disco, se echaron a la carretera, tuvieron el honor de telonear a los maestros Rise Against, y bolo tras bolo, fueron conquistando al respetable con la fiereza y la garra de sus conciertos. Los que los conocen y los siguen desde sus comienzos en Lekunberri, coinciden en afirmar sin paliativos, que paradójicamente, como trío suenan mucho mas potentes y agresivos.
Berri Txarrak se crecen pues ante la adversidad, se enrrabietan, se rebelan ante las situaciones difíciles. Jaio musika Hil, recoge a partes iguales, la parte mas melódica del grupo - Oreka sería impensable hace unos años- y la tiñe con un muro sonoro incontestable, de una intensidad raramente común en las bandas del estado. Aparte de ser un disco muy muy interesante, este supone el punto de inflexión en la carrera de un grupo que ha hecho de la integridad y de la unidad, su enseña, su bandera. En tiempos en los que, ya no solo hablando de música, la gente se olvida de sus principios y sus ideas con tal de conseguir sus objetivos, en una sociedad en la que hoy eres de fulano, y mañana de mengano, y pasado, de futano, porque así, lo tienes mas fácil para conseguir tus metas, Berri Txarrak, china chana, a su marcha, sin pasar por encima de nadie, sin puñaladas traperas por la espalda, sin venderse, fieles, a lo suyo, estando por encima de mandamases, envidias, trepas y lameculos, sin subvenciones, sin ayudas, solo con su música, sus ideas, su trabajo, y su empeño, han logrado lo que otros muchos ansían. Hacer la música que quieren sin dar explicaciones ni justificarse ante nadie.
Al final, Berri Txarrak llegara a donde los designios del destino establezcan. Saben, y asumen, que el orgullo no da de comer, pero al menos, hoy por hoy, y eso cada vez lo puede decir menos gente, sus conciencias pueden descansar tranquilas en mitad de la noche.