viernes, 17 de julio de 2009

The Prodigy "Invaders must Die"



Toma toma toma! Locurón. Algo así sería lo que le diría Borja al Josebas y lo primero que me ha salido a mí después de escuchar lo nuevo de The Prodigy, Invaders must die, su nuevo y esperado disco tras el relativo fiasco que supuso su anterior trabajo Always Outnumbered, Never outgunned, disco este en el que su líder, Liam Howlett prescindió erróneamente de los otros dos cerebros del Grupo, a saber, los desquiciados Keith Flint y Maxim reality.

Tras mas de siete años de silencio y con el insuperable listón que en el 97 dejaron con el incunable The Fat of The land, los ingleses han vuelto a recuperar la credibilidad y el respeto que se ha ido diluyendo en todo este tiempo, porque Invaders Must die es un pepinazo en toda regla, directo, sin concesiones, y al grano, sin rodeos. Desde el inicio, Howlett y sus esbirros se calzan el mono de trabajar y se deshacen en entregarnos una serie de canciones que todas ellas constituyen un trallazo para los oídos, un cañonazo de esos que te dejan el Ipod temblando.

El disco empieza con el single que da título al disco, y seguidamente y sin dejarte respirar te va metiendo en ese batiburrillo sónico tan peculiar que facturan los de las islas. Porque esa es otra, clasificar a este grupo es como buscar una aguja en un pajar, vamos, que es complicado. Porque de primeras lo que escuchan tus tímpanos es música electrónica, pero la forma de hacerla es muy punk, muy dura, con riffs de guitarra y bombos de batería puestos a disposición de unas bases rítmicas electrónicas de esas que oyes y de repente te entran ganas de irte de discotecas. Por no hablar de sus directos, que según cuentan los afortunados que los han podido ver, son lo mas parecido a un bolo de los Sex Pistols que nos vamos a encontrar hoy día por los escenarios.

Ojalá the Prodigy hayan vuelto para quedarse y no para sacar un disco cada 7 años. De momento, y mientras tanto, The Fat of the land ya tiene un mas que digno sucesor.