martes, 26 de febrero de 2008

Fiesta El Tema del Apotema.Viernes 29, 23 Horas



Pues nada, despues de que Roche (el gran jefe Kajuna del Colombo) nos haya dado su bendición, este Viernes se Celebra la primera fiesta del Tema del Apotema. la cita es a las 23 hora local, este Viernes.
la cita es especial, no solo por ser la primera puesta de largo del Tema del Apotema en cuanto a pinchar se refiere, sino tambien por el día, 29 de Febrero, año bisiesto, fecha que no se repetirá en los próximos cuatro años.
Estais todos invitados

The Donnas "Bitchin´" (2007)



Desconozco cuantas veces más escucharé el nuevo disco de The Donnas, probablemente no serán muchas, llevo dos y ya me apetece dedicarme a otros asuntos musicales. Su anterior trabajo Gold Medal, me pareció mucho más sincero, más rocanrolero y punk (hablando siempre en blandito claro) y mucho más inspirado y espontáneo. Bitchin´ se me presenta como un cede un tanto oportunista. Y es que estamos en plena época reivindicativa, bandas jóvenes (Trivium me vienen a la mente) con talento, están facturando unos trabajos increíbles, y todos ellos bajo la influencia del metal clásico y el Hard Rock, a saber, Iron Maiden, Judas Priest, los imprescindibles Metallica, Kiss, y un largo etc de grupos consagrados. A veces esta admiración les sirve para montarse una gira teloneando a sus ídolos musicales, como ya ocurrió hace poco con Avenged Sevenfold cuando salieron a la carretera para acompañar a Metallica en algunos de sus conciertos.
Con todo esto, The Donnas, sacaron su vena más Kiss- y un poquito de Def Leppard-, se repasaron de arriba a abajo toda su extensa discografía, y acto seguido, se metieron a grabar al estudio.
El resultado es un disco que peca de admiración, y carece de personalidad. Canciones como Wasted, Save me o Here for The Party se dejan escuchar muy bien, están bien trabajados (el uso de coros le da el toque ochentero necesario), pero caen en el más triste de los olvidos cuando vuelve a caer en tus manos un Love Gun, un Dressed to Kill o un Rock and Roll over o cualquier disco de los neoyorquinos más maquillados de la historia del Rock.

Supongo que la diferencia la marcará el hecho de que siempre es mejor hacer la música que te sale de las entrañas, de dentro, con vísceras y todo, y no la que ahora está de moda y a la cual quieres rendir homenaje.

domingo, 17 de febrero de 2008

Foo Fighters "The Colour and the Shape"



Ya me perdonareis que hable de un disco antiguo de Foo Fighters cuando su último largo acaba de salir a la calle recientemente, pero es que una vez escuchada su nueva obra, “Echos”... uno no puede mas que echar de menos aquellos maravillosos años en los que los Foo, liderados por el exbatería de Nirvana, Dave Grohl, sorprendieron a todo el panorama musical con su suevo grupo, formado en tiempo record tras la prematura muerte de Kurt Cobain.
Con el tiempo, Foo Fighters no es que facturen discos malos, pero sí que es cierto que en sus obras posteriores, se denota un cierto aire de grupo clásico, de esos que una vez alcanzado el estatus de estrellas del rock, se conforman con álbumes sencillitos, sin muchas complicaciones, de fácil escucha y de rápido olvido. Ya no compensa hacerse con un disco de los Foo, por eso reivindico el que para mí fue su mejor y más potente trabajo. The Colour and the Shape.
Tras un disco de debut más que aceptable, aunque con muchas reminiscencias post Grunge, Dave Grohl y compañía alcanzaron su propio sonido con esta su segunda obra. Dejando atrás la inmediatez y la garra de su homónimo primer disco, The Colour and the Shape se presentó como una evolución más que notable hacia terrenos más melódicos pero no sin perder un sonido más adulto, quizá menos áspero, pero sí más maduro.
En The Colour and The Shape tenemos de todo. Monkey Wrench cumple con su cometido digámoslo así para que me entendáis, punk. Melodía, rapidez, y escueto en su minutaje. Un trallazo de los buenos. My Hero, es un tema más pausado, más rockero, más AOR, apto para que los no iniciados en los Foo, les dediquen tres minutos de su existencia. Entre medias, tenemos temas como My Poor Brain, Wind Up, o Enough Space, temas menores pero para nada prescindibles. Ya quisieran muchos grupos tener temas de relleno en sus discos como éstos. Aunque lo mejor del disco, sin duda, se encuentra en la décimo primera pista. Everlong justifica la adquisición de este disco por muchos motivos. La intro es espectacular, con esa guitarra incipiente que desemboca en un riff muy rítmico que acompaña después a todo el tema. La voz de Grohl, sencillamente se sale, la melodía es exquisita, y la fuerza con la que engancha esta canción es de las pocas que no conoce precedentes en su género. Y si a todo esto le añadimos un videoclip de esos que la MTV suele premiar en sus “estupendas” galas de premios para darle este toque Rocker malote a la cadena, podemos decir, y lo digo, que The Colour and The Shape, constituye uno de los mejores discos de los 90, y además siendo parido en una época para nada fácil.
Cuando el grunge todavía guardaba luto por la muerte de su Gurú particular, cuando todavía la música andaba buscando una nueva etiqueta con la que las Multis pudieran forrarse, y cuando los jóvenes empezaban a dejar en su armario las camisas de franela y las Doc Martins porque ya no estaban de moda, Dave Grohl tuvo la valentía de sacar a luz, un disco fuera de toda etiqueta, una obra independiente y magna, e iniciar una para mí, destacable carrera hacia el estrellato.
A día de hoy, Foo Fighters se encuentran en una de esas posiciones cómodas en la industria que muchos grupos envidian, la de Banda Clásica. Quizá nos tengamos que empezar a acostumbrar a escuchar más medios tiempos en sus canciones, y hacernos a la idea, de que The Colour and the Shape, no fue más que un Oasis perdido, en medio del Gran desierto.

lunes, 11 de febrero de 2008

Weezer "Weezer" (1994)



Me considero amplio de miras y de mente abierta en cuanto a gustos musicales. Pero matizo ya, mente abierta no significa decir que adoras a The Dorrs, y luego te compras a escondidas lo último de Chenoa, o vas con camisetas de la Jimmy Hendrix Experience, y luego te das un capricho por tu cumpleaños haciéndote con un deuvede de Rebelde Way, que vaya tela tienen estos, pero bueno, lo comentamos si eso en otro momento, que hoy no es menester. A lo que me refiero, es que igual de indispensables me parecen Sepultura y The Beach Boys, por ejemplo, o Machine Head y The Beatles.

La verdad es que siento el mismo poder de atracción por un riff pesado y duro, que por una melodía más naif, edulcorada, perfecta, como las de Weezer.

Si hablamos pues de ellos, no puedo aguantarme el contaros que la primera gran tragedia musical que sufrí en mis carnes, y de la que todavía me acuerdo, ahora ya, con sentido del humor, me ocurrió con ellos. Pensad que hace más de 10 años, la música no era tan accesible como ahora. No había mulas, ni myspaces, ni internetes, ni ná de ná, solo algún medio escrito con algo de credibilidad, y, perdido en las ondas, algún canal guiri de televisión que solo pillabas si tu parabólica tenía el gusto de conocer al Satélite Astra, Hispasat, o al que fuera, porque si no, Ajo y agua.

Ahora tampoco, pero entonces también, el presupuesto económico con el que contabas era nimio, irrisorio, y uno arriesgaba mucho al comprar un disco, por eso mismo, era imprescindible estar bien seguro que al gastarse los cuartos en según que grupos uno supiera que estaba invirtiendo en algo que mereciera la pena. Y es aquí donde vuelvo a lo de la tragedia griega, ya que el disco que hoy nos ocupa fue el primero que se me cayó escaleras abajo, de camino a la piscina, un verano cualquiera, lejano en el tiempo eso sí. Destrozadico quedó el pobre, caja, disco, de todo, no hubo supervivientes, siniestro total.

Entonces sobrevino la oscuridad, El disco Azul (como así se le conoció, a falta de un título oficial), así de repente, se esfumó, y me reitero en que entonces no era tan fácil como encender la mula, conectarse al servidor de turno, buscar Weezer, y bajarse una discografía entera, videoclips incluidos. Entonces lo que tocaba era ahorrar otras 2000 cucas, bajarse a Zaragoza en bus o en tren, y buscar por todo lo buscable. Linacero, Tipo, Corte Inglés, Discusatix, Leyenda, etc, etc, y encima tener suerte de que en algún lugar de estos lo tuvieran para llegar y cogerlo, y no tener que pedirlo, esperar mínimo 15 días y volverte a casa con las manos vacías y con un cabreo de mil pares de. Un suplicio vamos.

Durante un tiempo, el infortunio me privó de escuchar Buddy Holly, su single surfero de presentación. Tuve el consuelo de que por suerte, el grupo pegó el pelotazo y empezó a sonar y verse en todas partes, lo que a la postre ayudó a que la distribución del disco mejorara sensiblemente y no tardase mucho en hacerme con él de nuevo sin el mayor problema que implicaba el ahorrar cuarenta duros tras cuarenta duros que era lo que suponían por aquel entonces las propinas de mis abuelas.

Mientras tanto, no era difícil encontrarse con el genial vídeo de Buddy Holly a menudo en la parrilla musical televisiva. Menos da una piedra, me decía yo. El problema es que mis canciones favoritas eran My Name is Jonas, e In The Garage, dos pedazo de singles que por culpa de esa claridad y lucidez de melodías no podía quitármelas de la cabeza, ni siquiera los Beatles o los Beach Boys servían como tratamiento. Por contra, no echaba mucho de menos, Undone The Sweater Song, medio tiempo un poco plomizo que nunca le ha hecho justicia al grupo, pero sí tenía morriña de No One Else, Surf Wax América, o la canción que cerraba este mítico cd, Only in Dreams, y es ahí, en sueños, donde el disco azul no se reventaba escaleras abajo y seguía impoluto en su hogar, en mi estantería, al ladito de Pet Sounds, uno de sus respetables hermanos mayores, solo ahí, en sueños, era donde Weezer no volaba por los aires, donde sus discos eran tan duros como la Criptonita, solo ahí, donde las escaleras eran de esponja y los discos rebotaban sin daño alguno, solo ahí, Only in Dreams...

domingo, 3 de febrero de 2008

Bloodlights "Bloodligths"


Podríamos decir, que Bloodlights es un efecto colateral, bien avenido eso sí, de los añorados Gluecifer, un imprescindible grupo de rock escandinavo, que nos dejo perlas musicales como Automatic Thrill -cuatro años después, A call From the Other Side sigue poniendo al personal los pelos como escarpias- allá por el 2004. Tras su inesperada pero democrática separación, no ha tardado mucho su guitarrista, Captain Poon, en poner en marcha un nuevo proyecto con el que parece que quiere seguir trabajando y moldeando, las mismas líneas maestras que hicieron de Gluecifer un grupo de culto sobresaliente. Su disolución se basó principalmente en causas puramente emotivas, me explico. Las razones que esgrimieron para explicar su repentino final, no fueron otras que la falta de motivación en los escenarios, y la de un cansancio agotador que les impedía darlo todo en sus cada vez más multitudinarios bolos, lo que a la postre contribuyó a que sus dos últimos discos no estuvieran a la altura de los 3 primeros, donde Gluecifer, sin inventar nada, facturaron unos trabajos, y sobretodo unos directos, de aupa. Al que parece que todo esto le pasaba de soslayo es al guitarrista y protagonista de este articulo, Captain Poon. Cuando escuchas a Bloodlights te quedas con ganas de más (supongo que cuando partieron peras, al Señor Poon también le penó no guitarrear más), te fastidia que solo tengan 12 canciones para degustar, pero lo más curioso, lo que queda patente a las primeras de cambio tras una primera escucha de este disco de debut, es que Captain Poon parece que trinchaba y cortaba más el bacalao en Gluecifer de lo que todos pensábamos. La música es muy parecida, nos suena familiar, esos contundentes riffs nos traen buenos recuerdos, la batería, a toda castaña, sonando siempre rápido, más cerca del Rock´n roll que del Punk rock, nos evoca momentos ya vividos y escuchados que creíamos perdidos. A todo esto, el bueno de Poon se lanza aquí también a hacer de frontman y aunque su voz no es tan cruda como la de Biff Malibu (cantante de Gluecifer), su actitud y su imagen casan más con lo que se le presupone a un cantante de rock, o sea, flequillo, tatuajes, cuero negro, y piercings, entre otras cosas. El bueno de Biff cantaba de cojones, pero sus amaneradas formas, y sus facciones de empollón de instituto, te hacían pensar que Malibu, encajaba más con el perfil de diseñador de Ikea, que con el de líder de un grupo puntero dentro de su escena. Lo que se nota de sobras es que aunque este sea un disco primerizo, los miembros que lo conforman llevan mucha carretera a sus espaldas, sudando la gota gorda tocando en muchos locales, grandes o pequeños. Y además, han sabido captar la frescura, la intensidad, la actitud, y el buen hacer de las bandas del norte de Europa. Parece ser que como allí el frío aprieta, no te queda otra que tocar rápido y darlo todo en el escenario para entrar en calor, ese creo que es el valor añadido que tienen estas bandas.
Bloodlights es pues, a groso modo, lo mejor que nos podía pasar a todos aquellos que echábamos de menos a los Gluecifer. Esperemos que Captain Poon y sus esbirros no se cansen tan pronto como estos y su carrera nos traiga buenos discos de los que podamos dar buena cuenta en esta sección.