viernes, 5 de junio de 2015

Memorias de Mezalocha

Aún no tengo muy claro si el pasado sábado participé en un triatlón o en el rodaje de una nueva entrega de La Jungla de Cristal. Sólo faltó para confirmarlo que Mezalocha fuese tomada por unos terroristas rusos con una bomba atómica a punto de detonar en el fondo del embalse. Por lo demás, acabé hecho unos zorros, igual que John McClane, pero vayamos por partes.
Sábado 14:15 hora local. Desde Utebo salimos seis valientes. Seis Reservoir Dogs del Octavus. A saber: César, Pedro, Yone, Iván, Angel, y el abajo firmante. Juntos partimos camino a darlo todo por los pueblos de la comarca del Campo de Cariñena. 
Servidor, como algunos sabéis, debutaba en esta disciplina, iba a adentrarme en territorio desconocido, con lo cual, Alerta Máxima. Llegamos pronto y sin haber estado antes en una prueba de estas características he de decir que se respiraba un ambiente muy bueno, distinto, no se, familiar. Percibí también, y lo digo en el buen sentido de la palabra, un aire muy pro, quizá motivado porque nada más llegar y de camino a recoger los dorsales, pasamos al lado de una gran furgo que de repente se abrió y salieron varios miembro del Saltoki Trikideak a lo Equipo A con esa sudadera de capucha tan chula que se gastan. 
Aún llegando con bastante tiempo y margen el rato se pasa bastante pronto en un discurrir de recogida de dorsales, bolsa del corredor, últimos ajustes, visitar las dos zonas de transición preparadas, la llegada de la familia que ahí está para darte ánimo y todo el apoyo en tu nuevo bautismo deportivo, en fin, que a lo que uno se da cuenta ya está con el neopreno, el gorro y las gafas puestas camino del embalse. Además por lo visto íbamos con algo de retraso según el horario previsto, así que ni tiempo tuve de hacerme a la idea de que por fin había llegado el día, el debut, la fecha que tenías señalada desde hace meses en rojo en el calendario. Ya no había marcha atrás. No era una prueba más, era algo por lo que habías apostado hace ya meses y aunque sin haberlo podido entrenar como hubieses querido, allí estábamos, no, aquí estamos. Bocinazo y empezamos a nadar. 
Mi segmento de natación fue un fracaso, como Waterworld, la peli que arruinó a Kevin Costner. A los pocos metros de nadar noto un agobio enorme, me falta la respiración y las sensaciones no son nada buenas. Abandono el Crol por un momento y me paso a la braza para recuperar el aliento. El resuello inicial me abandona, clavo la cabeza en el agua y empiezo de nuevo. Que pena no tener esas branquias detrás de las orejas que le salen a Mariner en la peli de Kevin. El regreso a tierra seca no va a ser un camino fácil. Intento evitar contacto y patadas voladoras varias para no agobiarme mas. Alcanzamos la primera boya y volvemos de regreso a la civilización. 
La vuelta se me plantea larga, muy larga. no tengo la sensación de avanzar. Levanto la cabeza varias veces pero aún queda trecho. Decido dejarme de historias y empezar a nadar de una vez en condiciones. La presión en el pecho disminuye, logro concentrarme y los últimos metros los acabo, digamos, dignamente. Salgo del agua mucho mejor de lo que entré. Aún así, mal resultado. Según el GPS nadé 925 metros. Con razón se hizo largo el asunto. No era yo, bueno si, también, pero ya tengo algo en mi descargo. Y ya sabéis, Lo borrachos, los niños y el Suunto siempre dicen la verdad. 
Salgo del agua y me llevo la mano a la espalda con la firme idea de bajarme la cremallera del neopreno a la vez que corro cuesta arriba por ese mini Mortirolo post-natación cuando de repente me sobrevienen unos mareos que ni cuando iba guazas perdido en las fiestas de Alagón allá por el 98. Que mal, con esto no contaba. Me es imposible correr y empiezo a andar y así consigo desprenderme del dichoso traje aprieta-personas y a lo lejos veo ya la luz al final del túnel. Allí me esta esperando la Giant, mírala que maja. Empiezo a correr otra vez, alcanzo la zona de transición y subo a la bici mas contento que chupillas. Se agradece el fresquete que te proporciona el tritraje mojado y empezamos a pedalear. 
Encima de la bici La Vida es bella, uno piensa aquello de Que bonito es vivir, y vuelvo a sonreir. Por un momento pienso que al igual que en E.T, la Giant de repente va despegar sobrevolando Mezalocha, pero no, no somos Bicivoladores y el tramo de las dos ruedas no va ser gratis, ni mucho menos, aunque me lo planteo con mucha mas calma. 
Noto que las pulsaciones retornan a niveles normales, vuelvo a tener la sensación de  control sobre la prueba y no al revés. Ida y vuelta, ida, gel y vuelta al pueblo para correr en Mezalocha City.
La cosa en el tema climatológico se veía venir chunga, con unos nubarrones y relámpagos de los que sabes que van a descargar pero bien. la pregunta era saber cuando. A mi me pilló justo al empezar a correr. Y así sin haber corrido ni 300 metros empezó a llover de tal manera que Mezalocha parecía la ciudad de Blade Runner, y yo me vi convertido en un cazador de replicantes pero sin recompensa alguna.  No alcancé a nadie. Me vi como Roy Batty bajo la lluvia agonizando y rezando aquello de “Yo, he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas mas allá de Orion. He visto Rayos C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhauser. todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de Morir”.
Y así, con la épica encima por bandera acabé de correr como buenamente pude. Mojado, frío, embarrado por los pies después de subir esa cuestaza de tierra color naranja sacada de la peor de las Spartan Race o de un especial de Humor Amarillo.
Nunca he corrido bajo el agua, y menos con semejante tromba. Pero no me disgustó, al revés, caí en una cierta relajación y placidez extraña. Me vi más lento, pero no más cansado ni acabado, aunque si ansioso por cruzar la meta disfrutando, tal y como me propuse. Y así fue, crucé el Arco sonriendo y oyendo a alguien a lo lejos decir: Míralo, que contento viene. Claro que si. Jodido pero contento pensé. Esa es la Actitud. 
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero yo ardo en deseos de empezar mi segundo triatlón, y otro, y otro...
Quiero Más. 

Alejandro Gustrán 

jueves, 21 de mayo de 2015

A vueltas con mi primer Tri

Mezalocha. 30 de Mayo 2015. El Día D. La prueba del pañuelo, todo. Hace casi más de un año decidí querer ser TRIATLETA, así, en mayúsculas, cursiva, negrita y subrayado. El Por que no lo recuerdo exactamente. Tengo por seguro que no me movió la épica que siempre rodea a este deporte, lleno de frases motivacionales de superación, reto, metas y toda demás parafernalia emotiva. Lo mío quizá fue por una espinita clava y por el nacimiento de mi hijo. Ya os lo comentaré en otro texto. El caso es que quise empezar a correr y en un primer momento me decidí por hacer el CACO, y antes de que os de por pensar que mi afición empezó por apropiarme de lo ajeno os explico. CAminar-COrrer-CAminar-COrrer y así vuelta otra vez hasta que en unas semanas te ves trotando media hora y ya te crees un súper héroe. 
Nadar, bueno, flotar en el agua. Aprendí con 10 o 12 años. No os digo más. Ayudó en esto del paso al triatlón el que por fin abrieran en el pueblo la piscina cubierta. Ya no había excusas. Bono de temporada y al agua patos.
La bici “ya la tengo”. Es lo que me gusta y ha sido siempre el deporte que mas he practicado de forma absolutamente dominguera cuando dejé de jugar hace muchos años (previa rotura de tobillo y ligamentos) al Basket. 
Y así, una cosa llevó a la otra y ahora me planto a poco menos de semana y media de debutar en mi primer triatlón distancia Sprint. y hay varias cosas que me inquietan y generan ansiedad, esa de la buena que uno siempre tiene antes de una prueba deportiva y que en gran parte es lo que nos hace que el deporte nos enganche tanto. Haberlas hay muchas muchas, pero 3 son las que más me rondan la cabeza.
Una es la de nadar en aguas abiertas. Igual es porque he visto muchas películas americanas. Si, esas de miedo, esas pelis malas en las que se meten cuatro o cinco mozos y mozas a un lago y no sale ni uno vivo. Ya sean por pirañas, tiburones, o siluros mutantes, nadar en un lago, mar, pantano, o lo que no sea una piscina, me va a dar canguelo fijo.
Otro tema crítico es el Traje de neopreno. Tu gran aliado en el agua, he leído ya por varios sitios, tu gran amigo. Pues bien, este amigo tan bueno agobia que no veas. Yo que soy de pocas preturas y más bien de llevar todo, cuanto mas colgandero mejor, lo de ir mas apretado que Spiderman no lo veo del todo claro. En los pocos test que he podido hacer después de adquirir un Orca Equip 2015 es cierto que he ganado mucho en flotabilidad, lo cual se agradece, pero ese agobio de ir todo ajustado y apretado no se que tal lo voy a digerir una vez empiece la prueba. Por suerte son sólo 750 metros. 30 largos de una piscina de 25 metros. 
Luego está lo de correr, que ya sabéis, y sino os lo digo, que no es lo mío. Estamos trabajando en ello, que diría aquel, pero las cosas de palacio van despacio, que diría el otro. La buena noticia es que en un Tri se corre menos que en un Duatlón, y la mala es que se corre todo en la última parte, cuando ya vas a boca sangre. Veremos que tal se nos da la cosa. 
En definitiva, se deja ver y notar que los días previos antes de enfrentarme a lo desconocido no los suelo llevar bien. Mas vueltas en la cama, Insomnio leve, sueños raros con pirañas Zombis que me comen por los pies, lo normal vamos. Debería tomármelo con mas calma y filosofía, lo reconozco, pero esa ansiedad previa tiene un punto adictivo muy molón que es imposible negar. Al final se trata de disfrutar. Este ha sido, es y será el objetivo  principal en mi primera temporada como Triatleta. Ya vendrán tiempos a mejorar, marcas y retos mayores. Tengo la sensación de que he aterrizado en este deporte para quedarme y no quiero quemar etapas rápido. Disfrutar del camino es lo que te hace constante, crea raíces duraderas y una buena base para afianzar lo que hoy es nuevo, misterioso, y desconocido. 


Cancion mientras escribo: "Sultans of Swim, perdón, Sultans of Swing, de Dire Straits