Mezalocha. 30 de Mayo 2015. El Día D. La prueba del pañuelo, todo. Hace casi más de un año decidí querer ser TRIATLETA, así, en mayúsculas, cursiva, negrita y subrayado. El Por que no lo recuerdo exactamente. Tengo por seguro que no me movió la épica que siempre rodea a este deporte, lleno de frases motivacionales de superación, reto, metas y toda demás parafernalia emotiva. Lo mío quizá fue por una espinita clava y por el nacimiento de mi hijo. Ya os lo comentaré en otro texto. El caso es que quise empezar a correr y en un primer momento me decidí por hacer el CACO, y antes de que os de por pensar que mi afición empezó por apropiarme de lo ajeno os explico. CAminar-COrrer-CAminar-COrrer y así vuelta otra vez hasta que en unas semanas te ves trotando media hora y ya te crees un súper héroe.
Nadar, bueno, flotar en el agua. Aprendí con 10 o 12 años. No os digo más. Ayudó en esto del paso al triatlón el que por fin abrieran en el pueblo la piscina cubierta. Ya no había excusas. Bono de temporada y al agua patos.
La bici “ya la tengo”. Es lo que me gusta y ha sido siempre el deporte que mas he practicado de forma absolutamente dominguera cuando dejé de jugar hace muchos años (previa rotura de tobillo y ligamentos) al Basket.
Y así, una cosa llevó a la otra y ahora me planto a poco menos de semana y media de debutar en mi primer triatlón distancia Sprint. y hay varias cosas que me inquietan y generan ansiedad, esa de la buena que uno siempre tiene antes de una prueba deportiva y que en gran parte es lo que nos hace que el deporte nos enganche tanto. Haberlas hay muchas muchas, pero 3 son las que más me rondan la cabeza.
Una es la de nadar en aguas abiertas. Igual es porque he visto muchas películas americanas. Si, esas de miedo, esas pelis malas en las que se meten cuatro o cinco mozos y mozas a un lago y no sale ni uno vivo. Ya sean por pirañas, tiburones, o siluros mutantes, nadar en un lago, mar, pantano, o lo que no sea una piscina, me va a dar canguelo fijo.
Otro tema crítico es el Traje de neopreno. Tu gran aliado en el agua, he leído ya por varios sitios, tu gran amigo. Pues bien, este amigo tan bueno agobia que no veas. Yo que soy de pocas preturas y más bien de llevar todo, cuanto mas colgandero mejor, lo de ir mas apretado que Spiderman no lo veo del todo claro. En los pocos test que he podido hacer después de adquirir un Orca Equip 2015 es cierto que he ganado mucho en flotabilidad, lo cual se agradece, pero ese agobio de ir todo ajustado y apretado no se que tal lo voy a digerir una vez empiece la prueba. Por suerte son sólo 750 metros. 30 largos de una piscina de 25 metros.
Luego está lo de correr, que ya sabéis, y sino os lo digo, que no es lo mío. Estamos trabajando en ello, que diría aquel, pero las cosas de palacio van despacio, que diría el otro. La buena noticia es que en un Tri se corre menos que en un Duatlón, y la mala es que se corre todo en la última parte, cuando ya vas a boca sangre. Veremos que tal se nos da la cosa.
En definitiva, se deja ver y notar que los días previos antes de enfrentarme a lo desconocido no los suelo llevar bien. Mas vueltas en la cama, Insomnio leve, sueños raros con pirañas Zombis que me comen por los pies, lo normal vamos. Debería tomármelo con mas calma y filosofía, lo reconozco, pero esa ansiedad previa tiene un punto adictivo muy molón que es imposible negar. Al final se trata de disfrutar. Este ha sido, es y será el objetivo principal en mi primera temporada como Triatleta. Ya vendrán tiempos a mejorar, marcas y retos mayores. Tengo la sensación de que he aterrizado en este deporte para quedarme y no quiero quemar etapas rápido. Disfrutar del camino es lo que te hace constante, crea raíces duraderas y una buena base para afianzar lo que hoy es nuevo, misterioso, y desconocido.
Cancion mientras escribo: "Sultans of Swim, perdón, Sultans of Swing, de Dire Straits