sábado, 5 de marzo de 2016

Triatlón Sprint San Juan De Flumen 2015

Suena el Teléfono. Ring Ring. ¿Merche? (suegra de triatleta) ¿Si? Hola, que tal Fina,(madre de triatleta) ¿Como estáis? bien, ¿y el pequeño? (Mario, 2 años, hijo de triatleta) ayyy que rico está, que gracioso, que bueno, no para, y que tal come, bien, y la revisión del pediatra, madre mía que nieto tenemos y bla bla bla... 
Media hora después. Oye, y ahora cuéntame que es eso que esta haciendo el chico. Algo me ha dicho Fabiola (esposa de triatleta) pero yo no me entero. Triatlón, ¿que es eso? ay Merche, una locura, a ver como te explico. Resulta que se van a un pantano, y van y se tiran a nadar a lo hondo con un traje todo apretado y oye, se dan una vuelta entera que parece que no, pero aún son metros. Luego por si no tuvieran poco se echan a correr con la bici, y después, que no se de donde sacan ni las ganas ni las fuerzas se ponen a correr por el pueblo.
Que mal rato pasé en Mezalocha Merche, no veía el momento en que saliese del agua. Pero que necesidad tiene de nadar allí, que cubre un montón y además no hay más que bichos raros rondando por esas aguas. Además les ponen algo en el tobillo que según me ha dicho Fabiola es para tenerlos localizados por si se ahogan o algo. De verdad que yo esto lo llevo muy mal. Me gustan mas esas otras que ha hecho este año que solo corre y va a en bici, como la de Utebo. Eso digo yo Fina, yo lo del agua no lo veo claro tampoco, ya le dije a Fabiola que en cuanto el chico saliese del agua me mandase un wasap para quedarme tranquila. Ay si, si, eso ya se lo he recordado también. Mañana no vamos a poder ir a San Juan de Fons o de Flumen o como se llame el sitio donde va a hacer otro triatlón de esos. No he pegado ojo en toda noche pensando que va a tener que estar nadando en otro pantano. Si puedes mándame un wasap cuando salga del agua y otro cuando acabe. Así me quedo mas tranquila. Claro que si Fina, cuenta con ello. 
Este es a grosso modo el pan nuestro de cada día en la vida de un triatleta de primer año de un pueblo cualquiera de la Ribera alta del Ebro. De repente te conviertes en la gran atracción de la familia. Todo el mundo te hace preguntas, en el trabajo se piensan que estas loco, tus amigos te reprochan que has cambiado los Gin Tonics por las catas involuntarias de agua de pantano sabor barbo, y descubres que tu madre tiene una cara nueva el día antes de la celebración de un triatlón, a la que he bautizado como “careto nivel: madre de torero sentada en la plaza de las Ventas”.
De una manera o de otra, el triatlón esta causando furor en mi circulo mas cercano. Y yo estoy encantado. No puede haber mejor plan que pillar la Scenic y meter a madres, padres, hijos, suegros y hasta el cura si hace falta para hacer turismo por nuestra tierra, conocer lugares en los que nunca pararías, y disfrutar del deporte y de ese ambiente festivo y veraniego tan chulo que rodea una prueba de triatlón. 
Y así después de debutar en Mezalocha nos cogimos los bártulos y nos plantamos en San Juan de Flumen dispuestos a disfrutar de nuevo de otra gran jornada.
Al llegar ves que el pueblo está completamente volcado con la prueba. Se nota porque hay voluntarios por todos los sitios dispuestos a ayudarte en lo que haga falta. Poco a poco empiezan a llegar mas triatletas y una hora antes de que empiece la prueba el pueblo está de bote en bote desprendiendo un buen rollo y una festividad y unas ganas de pasarlo bien que te va empapando desde que aterrizas hasta que te despides de San Juan con ganas de volver al año siguiente. 
Allí volví a repetir la experiencia de Mezalocha con Angel, Yone, y conocí a Luismi, a Tino, y también a Yolanda. Con el bueno de Borja volví a coincidir después del Duatlón de Casablanca. También debutaba en Triatlón. Otro que perdía la virginidad. 
En lo puramente deportivo y ya centrándonos en la prueba fui con varias ideas en la cabeza que resumiría básicamente en un objetivo global, y tres específicos, uno por disciplina. Os cuento.
El global, una vez habiendo debutado, era subir un punto de intensidad en San Juan. Quería probarme (dentro de mi modesto estado de forma) no quería guardarme nada. Y todo pasaba con encarar cada uno de los segmentos de una determinada manera. El más complicado, tras la experiencia previa era la natación. Tal y como se veía venir el neopreno no hizo falta y eso ya me tranquilizó. Pude darme un capucete antes para comprobar la temperatura del agua e ir pillando sensaciones. Me vino muy bien. 
Cuando comenzó la prueba me puse atrás aunque en la esquina errónea, salí de izquierdas cuando lo mejor hubiera sido hacerlo de derechas. Eso me llevó a dar unos cuantos bandazos al principio hasta que me ubiqué. Una vez en mi “zona de confort” me vi nadando tranquilo y sin los agobios ni el mal rollo que llevé en Mezalocha. Conforme avanzaba metros me iba animando y me dije que si todo iba así de bien, al alcanzar la primera boya aceleraría el ritmo. Alcanzado el primer globo amarillo y ya encarando el segundo voy ganando en confianza y acabo saliendo del agua muy satisfecho porque, si bien salieron menos metros de los 750 marcados por la prueba, nunca tuve la sensación de querer acabarla a toda costa. Y además esta vez no hubo mareos al salir. Bendita biodramina. 
Con la bici, mi humilde objetivo fue hacer el segmento con una media superior a los 30 Km/H. Para ello, y sin tener las piernas excesivamente a tope de forma, todo pasaba también por hacer una carrera inteligente y saber leerla en todo momento. Y eso fue prácticamente en lo que acerté. Salí solo del agua y sólo me puse a pedalear. Las rectas largas del segmento permitían ver muy a lo lejos los grupos que se iban formando. Apreté y apreté los primeros minutos de bici para enlazar con un grupo muy numeroso pero muy muy poco unido. Había gente cómoda atrás, había gente sufriendo y a punto de descolgarse y había gente dando relevos. Aprovechando la inercia que me llevó a enganchar con ellos me pongo al frente del grupo y hago un primer relevo fuerte en el que nos quedamos unos cuantos con ganas y algo de punch todavía para ir a por la siguiente grupeta. Y así fuimos cazando a unos cuantos y siendo pillados también por un misil tierra Aire llamado Ana Revilla que nos quitó las pegatinas a todos en cuanto subimos la tachuela cerca del final, donde también encontré a Juanito Martinez con un inoportuno tirón en la espalda que le hizo abandonar la carrera. Aun así tuvo tiempo de animarme y darme algún consejo para encarar los últimos kilómetros. Se agradece. 
Igual pequé de optimista en la bici y tendría que haberme guardado un poco, no se, no me arrepiento de lo que hice porque esos 24 kilómetros los gocé como un enano. Y además, sabía que en cuanto dejara la bici el chorreo de corredores que me iba a pasar se contarían por decenas. De perdidos al río. Y así fue. 31 Km/H de media. Como en la Xbox, logro desbloqueado. 
Oye, que subidón esa ultima zona de transición cuando dejas la bici y te calzas las zapas. Todo el pueblo gritando y animando. Que maravilla, que chute. Eso hace más que cualquier gel con cafeína. Y tanto. Salí disparado a 4:15 a correr a pié los últimos 5 kilómetros: Miro el Suunto y alucino en colores. Oye igual no estamos tan mal. Si, ya, como se nota que uno es Rookie. En cuanto pisé el campo y dejó de oírse a todo el pueblo de San Juan llevarte en volandas hizo aparición ese invitado al que nunca quieres ver, ni mucho menos sentir. El tío del Mazo. El 4:15 paso rápidamente a un 4:30 y al empezar la segunda vuelta ya estaba en un 4:50. Me cruzo con todos los compis del Club, vamos vamos vamossss. Me meto en todas las duchas, me bebo todos los vasos de agua que pillo y me tiro todas las botellas de agua que puedo ponzima. Todo para cumplir con mi último objetivo diseñado específicamente a tenor de las nuevas circunstancias de carrera. Por mis santos cojones que acabo por debajo de 5 el kilómetro. Me queda media vuelta y voy a 5:27 corriendo en modo “das mas pena que otra cosa”. Ya no hay agua, ni duchas, sólo los más de 30 grados y unas patas que no dan para más. Ultimo giro, última recta. A lo lejos el arco de Inmeta. Aprieto lo que puedo, que es nada y cruzo la meta directamente a la barra. Siete vasos de Powerade de trago y ya parece que soy persona. Nos pasamos rápidamente a la birra y a los abrazos y felicitaciones a los compañeros, amigos y familiares. 
Señoras, señores, que bonito es el Triatlón. 

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