miércoles, 12 de marzo de 2008
Perrea Perrea
Todos a estas alturas ya, sabemos o hemos oído, o hablado, o aborrecido, el hecho de que Rodolfo Chikilicuatre - tema recurrente donde los haya estas semanas-, nos represente en Eurovisión. Vaya por delante que el que esto escribe, apoya incondicionalmente la candidatura de este personaje surgido de los lúcidos Braisntormings de Buenafuente (en colaboración con Santiago Segura y Pedro Guerra) y sus esbirros del Terrat , a día de hoy, y con el permiso de La muchachada Nui, los mejores cómicos y guionistas de este país, al que ahora, se nos reconoce, verbigracia, el sentido del Humor, atributo este injusto, no por el adjetivo en cuestión, sino por el momento en el que se nos ha tildado al personal patrio con tamaño cumplido. Mas tarde entraré en detalles sobre lo que para mi, supone que un humorista vaya a Eurovisión, pero primero me gustaría aclarar lo del sentido del humor, ya que puestos a reconocernos el loable gusto por el cachondeo y la jarana, mas valía que nos lo hubieran reconocido hace unos años cuando mandamos un ballenato con patas a cantar aquello de Europa está celebrando una celebración -o algo así- o cuando le enjaretamos al festival a unas fulanas llamadas Ketchup a que hicieran la risa, y fracasar de una forma tan lamentable a cantar lo del Asereje. Eso si que es sentido del humor, mandar las brevas que mandamos.
Lo del Chiki Chiki tiene mas de denuncia social y de inteligencia y autocrítica, que de Sentido del Humor y falta de respeto como va aireando a los cuatro vientos Massiel, si, aquella que antes cantaba y que ahora se bebe hasta el agua de los floreros.
El hecho de que un sketch de televisión, un gag de un programa nocturno, se cuele en una final de Eurovisión, y mas con el apoyo masivo con el que se ha metido en el concurso de marras, lo primero que deja a las claras es que España esta hasta los Pitos de Eurovisión, que ya no cree en un programa que cada año roza el esperpento mas lamentable que puede ofrecer la televisión, y que piensa que la mejor forma de que nuestro país deje de perder prestigio y solera en Europa, es ,precisamente reventar el concurso mandando a un humorista de un programa de éxito. Si con esto conseguimos la indignación de los artistas trasnochados y fracasados que de ahora en adelante, se van a dedicar a despotricar sobre todo lo ocurrido, y se dan cuenta de que la gente prefiere a Rodolfo antes que a ellos, nos ahorraremos muchos sucedáneos de triunfitos , shakiras y Chayannes; si con ello la lista de ventas se sanea, y la música popular – o sea, de mierda- ve frenado su avance en la industria por la defenestración democrática que media España puso de manifiesto con sus votos y sus sms, si toda esta panda de pendejos liderada por Kike Santander coge los bártulos y se pira a mamarla a otro sitio, dejando de sacar discos de radio Formula que lo único que hacen es llenar y contaminar los bares y las mentes, de música deleznable, si con todo esto conseguimos que se vendan menos discos y así, la SGAE deja de recaudar su impuesto revolucionario para pagar la nueva cirugía estética de Ramoncín, si todos estos alicates pillan el mensaje entre líneas que esconde el Chiki Chiki, bendito sea Rodolfo Chickilicuatre.
Pero todo esto esconde una segunda lectura que no quiero dejar de plasmar aquí. Los que leen esta sección, y hasta los que no, saben la música que defiendo, los estilos y actitudes que admiro, pero también puede que ya sea hora también de denunciar y criticar, los estilos que detesto. Y el tema del Perrea Perrea me viene al pelo ya que la polémica elección de la canción, dejo en evidencia también, y con el culo al aire, a uno de los estilos y tribus urbanas mas pedantes que existen, a saber, los Poperos, los modernillos, los de las gafas de pasta.
Conozco la trayectoria de la Casa Azul, de hecho he estado en alguno de sus conciertos, y alguno de mis amigos pueden dar fe de que en ocasiones he defendido – tampoco mucho- un estilo de música tan naif, edulcorado, y melódico, diametralmente opuesto de lo que promulga el Rock. Lo que ya me cuesta aceptar es el rollo cultureta y petardo que normalmente suele representar este tipo de música. Son como una especie de secta, o estas con ellos o contra ellos, todo les parece comercial y accesible, charlar con ellos es estar siempre en tensión, compitiendo por alzarse con el dudoso honor de ver quien escucha el disco mas raro, el libro mas petardo, o la película de autor mas insoportable. Es como una especie de olimpiada Cool, a ver quien es el mas rebuscado, el mas culto, el que mas gorda lleva la varilla de las gafas de pasta, y todo lo que se salga de su circulo culto y pureta, esta mal visto. Decidle a uno de estos que te gustan las Pelis de Bruce Willis, el rock duro, la PS3, y que lees a Harry Potter, ya veréis que cara de vinagre os ponen. Por eso, y solamente por eso, el hecho de que Guille Milkiway –artífice de La Casa Azul- se baje los pantalones, se presente a Eurovisión , y quede tercero derrotado ferozmente por la crítica y el sarcasmo encubierto del Chiki Chiki, merece la pena toda esta revolución mediática. Ellos argumentaran que presentarse a Eurovisión no es venderse, que hasta incluso puede comulgar con su afecto por la temática retro, por el aire setentero que atufa todo lo que esta tribu defiende, y que la trasnochada Eurovisión desprende por todos los pixeles de la pantalla, pero en realidad su fracaso es mas que notable. Se las tenían todas consigo, y se han pegado la Hostia del siglo. No se les esta mal, una cura de humildad viene bien de vez en cuando.
Este año pues y no otro, es el de la derrota de los poperos, y el triunfo aplastante e irreprochable de la autocrítica y el sarcasmo. Es también, casi con toda seguridad, el punto de inflexión que necesitaba la música en España para que la gente, se piense dos veces y muy mucho, el sacar un disco infumable que puede sea doblegado holgadamente por un sketch de Televisión, ya sea en cualquier lista de ventas o en cualquier concurso rancio venido a menos.
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