lunes, 3 de marzo de 2008

Cavalera Conspiracy "Inflikted"



Quizá la separación de Sepultura haya sido una de las más traumáticas de la historia del metal moderno, la más dramática, inusitada, y aparte de todo lo dicho, poco amistosa, según cuentan. Por sorpresa me pilló a mí, y joven también, no lo esperaba, me angustiaba sólo pensar que ya no oiría nada nuevo de los creadores de trallazos como Roots, o Chaos A.D. En aquella época fue el grupo que abría los ojos a los jóvenes y les metía de lleno en un nuevo estilo, más agresivo, más potente, más puro y sincero, y quizá, menos artificioso en cuanto a producción. Aquella música era sucia, saturada, desgarrada de voz, y comprometida en su ideología. Sepultura gozó durante unos años de una posición reinante en la escena metal. Todo el mundo les rendía pleitesía, la gran mayoría admiraba la nueva frescura que trajo la fusión de guitarras y ferocidad -hasta entonces obcecada y propia del trash de los 80-, con la música popular brasileña. Alucinados nos quedamos con las percusiones perfectamente encajadas en la música de estos tipos. Ratamahatta, por citaros un ejemplo cercano, uno de sus clásicos, empieza con una contundente percusión facturada por Carlinhos Brown (las vueltas que da la vida).

Ahora que tantos grupos les han fusilado y copiado al milímetro, cuesta creer que los Sepultura originales fueron en gran parte los culpables de toda la, llamémosle así, modernización y vuelta de tuerca que asoló al género cuando su música empezó a copar todos los Walkman de la multitudinaria juventud Nirvanera (era lo más de la época) allá por los primerizos años 90. Estilos tan dispares y lejanos como entonces eran el rap y el metal, vieron acercadas sus posturas en alguna que otra composición de los brasileños, otorgándoles un ritmo, un estilo, y una impronta, que años después, nadie ha podido superar.

Recuerdo como hasta la misma estética metalera, vamos, las pintas, se puso al día. Las melenas largas y las chupas de cuero tipo Maiden, Priest, se actualizaron y cada vez más, las rastas tipo Max Cavalera, y los tatuajes tribales de Igor, se iban viendo cada vez con más frecuencia por las calles de los pueblos y ciudades. ¿Cuántas camisetas habré visto de la portada de Roots en aquella época? A montón.

No es nuevo que los grupos se separen, pero sí algunos divorcios duelen más que otros. Y el de Sepultura fue traumático y doloroso. Y fue creo, ese dolor el que hizo que la carrera que ambos hermanos iniciaron por separado tras la disolución del grupo discurriera por los derroteros de la calidad y el éxito. Max formó Soulfly, un imprescindible grupo de metal que siguió (no había porque reinventar nada) incidiendo en la misma idea que hicieron célebres a él, a su hermano, y al resto de integrantes de la banda. Sepultura siguió como grupo, contrataron a otro cantante, lanzaron discos, y aunque su música siempre estuvo a la altura, creo que -y esto es una opinión personal, particular, y completamente refutable- la creatividad, la visión, y la genialidad de los originales Sepultura, residía en la mente de Max.

Con las dos carreras de los grupos perfectamente asentadas y asumidas tanto por fans como por la industria, siempre quedaba en el poso de nuestros anhelos más profundos, la idea de que Sepultura se reuniese, hablaran, se acercaran, y volvieran a dar guerra de nuevo. Conforme pasaban los años, en las entrevistas y en los encuentros con la prensa que dispensaban cada uno de los hermanos, se veía como el rencor por las rencillas del pasado desaparecía en favor de unos comentarios que invitaban cada vez más, a seguir soñando.

Y por fin, hace unos meses, se confirmó, Los Hermanos Cavalera se reúnen, puntualmente se dice, para parir un disco, una obra, un concepto, que una vez escuchado- metal sin concesiones, prescindiendo de sus raíces y sonidos brasileños- invita al fervor más optimista. Puede que Inflickted sea el comienzo de algo grande, un experimento que de primeras, haya servido para ver si en la nueva reunión, todos están cómodos, libres, sueltos, frescos, etc. Parece que sí, en palabras de los creadores se denota una ilusión que ojala no sea flor de un día, unas ganas impropias y poco corrientes. Los Cavalera son mucho Cavalera, ellos parten y reparten, son unos grandes de esto, y esta conspiración que acaba de ver la luz, esperemos que sea solo una de las muchas que nos esperen en el futuro.

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